«LA HUELLA DE MI PADRE».

Don Saúl

(El Rancagüino, 19-02-2015)

        La reciente muerte de mi querido, amado y admirado padre, como un latigazo, me sacudió cuerpo y alma, y me hizo meditar muy hondamente acerca de la enorme huella que dejó en este mundo, de la cual formo parte. Uno cree estar preparado para ese día fatídico en que se cierran los ojos de quien nos dio la vida y a quien tanto amamos, pero la experiencia demuestra que no es así, el dolor y el pesar igualmente aprietan el corazón.

       Quien fuera en vida Saúl Zúñiga Daza, a la temprana edad de veinte años, en 1944, con más empeño que recursos, fundó la Casa Zúñiga, que acaba de celebrar jubilosamente setenta años de servicio a la comunidad de Rancagua y nuestra Región de O’Higgins. Allí demostró su temple, su visión, su espíritu emprendedor, su amor a los desafíos, el acostumbrarse a vencer los obstáculos, a considerar que “ser segundo, es ser el primero de los últimos”. ¡Cuántas enseñanzas nos dejó a sus hijos!, que hemos continuado su gran obra, la que mantendremos muy en alto. Nos preparó para ello.

       Pero, mi padre no se limitó a triunfar como empresario, también quiso servir al gremio del Comercio, y fue así como el 28 de julio de 1958, ingresó como socio a la Cámara de Comercio e Industrias de Rancagua, como entonces se llamaba. En 1982 asumió la Presidencia, cargo que desempeñó hasta el 2000, es decir, largos y fecundos dieciocho años. En ese tiempo, profesionalizó la administración y gestión, mejoró los beneficios que gozan los socios, especialmente el servicio de salud, destinado a los socios y sus trabajadores, junto a sus familias. Además, participó en las reuniones anuales de la Cámara Nacional, desempeñó en ella importantes cargos, llevó a cabo en Rancagua algunas de ellas. Fue reconocido con el Premio a la Trayectoria Gremial, máximo galardón que se otorga a los servidores de nuestro gremio.

       Pero, la corona de su brillante gestión, fue haber transformado la antigua y vieja casona que la Cámara tenía como sede, en el actual moderno, elegante y funcional Edificio del Comercio. Fueron incontables los contratiempos, las zozobras y vicisitudes, que hubo que vencer, jamás bajó la guardia, nunca se rindió, y fue así como alcanzó la meta de entregar la nueva sede, sin deuda alguna, en noviembre del 2000, dejando luego la presidencia, cumplidas sus metas. Este edificio es un verdadero monumento vivo a su memoria, que Rancagua y el gremio deberán siempre agradecer y reconocer.

       Las virtudes que lució como empresario y dirigente gremial, adornaron su vida familiar, siendo un marido y padre ejemplar, dedicado y cariñoso, que nos formó y enseñó sin vacilaciones, combinando amor y firmeza, receta infalible. No me extiendo en este punto por ser de nuestra vida privada.

       Culmino expresando con orgullo que ser hijo de Saúl Zúñiga Daza,  es una responsabilidad muy grande, solo podemos honrar su memoria ampliando su huella, y por eso estamos hoy bregando en la Presidencia de la Cámara, siguiendo sus pasos, aplicando sus enseñanzas, trabajando por el gremio, manteniendo su memoria.

       Quiero agradecer de todo corazón a quienes nos acompañaron en las honras fúnebres, a tantas manifestaciones de cariño y solidaridad. La vida de mi padre fue fecunda, dejó una gran huella, que seguiremos cada día de nuestros días.

 

Rodrigo J. Zúñiga Morales.

Presidente.